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martes, 5 de abril de 2011

Helecho Real, Osmunda regalis

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Los helechos se encuentran en los vegetales más antiguos que existen, aparecieron hace aproximadamente 400 millones de años, mucho antes que los dinosaurios por supuesto, y al revés que estos, no se han extinguido sino que se calcula que aún existen unas 20.000 especies de estas plantas. Durante el periodo llamado Carbonífero, hace más de 300 millones de años, estos vegetales dominaron la Tierra, formando grandes bosques de Helechos Arborescentes, cuando estos bosques desaparecieron, sus troncos enterrados en el lodo de los pantanos y fosilizados, dieron lugar a las minas de carbón explotadas por el hombre millones de años después y que propiciaron la Revolución Industrial del siglo XIX. Así que cuando quemamos carbón, estamos quemando los troncos de helechos y equisetos primitivos. La característica más evidente de los helechos es que son plantas sin flores y sin semillas, son plantas  Criptógamas que se reproducen por esporas, en oposición a las plantas más modernas, llamadas Fanerógamas que se reproducen por medio de semillas y que tienen flores. Asturias es tierra de helechos y tierra de carbón, así que hoy voy a tratar sobre el que a mi me parece el más bonito de los helechos asturianos.
El Helecho Real, Osmunda regalis, es uno de los helechos de mayor tamaño que podemos encontrar en nuestros bosques, su tamaño oscila entre los 60 centímetros y algo más del metro y medio de altura.  Se distribuye por las zonas templadas y tropicales, en Centro y Sudamérica existe la Osmunda regalis var. brasiliensis, y en Norteamérica  Osmunda regalis var. spectabilis. En Europa, Asia y norte de Africa, encontramos Osmunda regalis var. regalis que es la de la Península Ibérica y crece en el norte, centro y oeste de la misma, siendo más frecuente en la zona cantábrica de nuestro país desde el País Vasco a Galicia pero  casi siempre en el piso colino entre el nivel del mar y los 900 metros de altitud, ya que requiere temperatura cálida, humedad elevada e inviernos suaves. En Asturias lo hallaremos mayormente en la zona occidental y central debido a que es una planta muy acidófila y es en estas zonas donde el suelo tiene ese tipo de composición, de hecho su presencia es indicadora de acidez, también es indicadora de terrenos pobres en nitrógeno y muy húmedos ya que crece frecuentemente junto a corrientes de agua, en alisedas,  terrenos encharcados y bosques umbríos, ocasionalmente en verano puede sobrevivir en zonas inundadas. Tiene un rizoma espeso que con los años se vuelve leñoso y sus frondes, fuertemente peciolados, son de gran tamaño, de hasta 2,5 metros de envergadura, son anuales ya que toda la parte aérea desaparece en invierno para renacer en marzo, crecen rectas, las  frondes  interiores son fértiles y forman esporas y las exteriores son estériles ya que es planta heteromórfica.

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Este helecho es ideal para cultivar junto al estanque donde además la evaporación natural que se produce mantiene el alto índice de humedal que esta planta requiere en el ambiente, podemos cultivarlo en plena tierra o en maceta, con un sustrato a base de mantillo, turba y algo de arena y por supuesto de composición ácida como el que se utiliza para camelias, azaleas rododendros. Crece bien a la sombra pero también a media sombra, bajo árboles o arbustos. En grandes macetones formará ejemplares espectaculares por su tamaño, ideales para decorar un patio sombreado al que dará cierto ambiente tropical. Como podemos ver en las imágenes, se trata de un helecho muy elegante, con un llamativo colorido en sus frondes de tallo rojizo, con pelusilla blanca, hojas broncíneas cuando nacen con la típica forma de báculo de obispo,  y con sus ápices como escarchados de color verde manzana, más tarde se vuelven verdes pero no forman soros en el envés sino que los esporangios salen en panículas en la parte superior de los frondes interiores, de color marrón, lo que los hace muy originales. Como este helecho pierde toda su parte aérea en invierno, cultivada en maceta, en lugares muy fríos puede trasladarse a cubierto pero siempre en un local fresco aunque sea oscuro. En plena tierra, puede cubrirse con paja o una buena cobertura de hojarasca par protegerlo de las heladas. A principios de primavera lo llevaremos a lugares bien iluminados y se reiniciaran los riegos, en cualquier caso no se debe permitir que el cepellón se reseque completamente incluso en periodo de reposo.
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Como curiosidad hay que decir que la raíz de Osmunda se utiliza para producir la fibra de osmunda que se utiliza como sustrato para el cultivo de orquídeas y epífitas. Parece ser que según la mitología eslava, los esporangios de la Osmunda, llamados “flores de Perun” tienen poderes mágicos contra los demonios, para desvelar secretos, cumplir deseos y hasta ¡entender el idioma de los árboles!  Probaré.