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sábado, 29 de enero de 2011

Hippeastrum, Azucena de Barbados

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El nombre botánico de esta hermosa planta deriva de las palabras griegas hippeus, jinete o caballero y aster  estrella, o sea que vendría a significar algo así como estrella de caballero pero no está claro el por qué de la elección de este nombre para esta planta tan espectacular cuando está en flor, de hecho allí donde se coloque su floración será con toda seguridad el centro de atención ya que nadie puede sustraerse a la admiración de sus grandes flores de llamativos colores. Pertenece a la familia de las Amaryllidaceae, una extensa familia de plantas bulbosas que cuenta con muchas especies de gran belleza, incluso antes se la clasificaba como Hippeastrum amaryllis, pero ahora este segundo nombre se utiliza para su pariente la Amaryllis belladona de la que también se encuentra un artículo en este blog. La especie es originaria de América Central y del Sur.
Esta es una planta que se cultiva casi exclusivamente en maceta fuera de las regiones tropicales o subtropicales donde se puede plantar en plena tierra, esto se debe a que no sólo no tolera temperaturas muy frías sino que tampoco soporta la humedad invernal en climas lluviosos ya que su bulbo de gran tamaño se pudre fácilmente en condiciones de humedad constante, sobre todo por la zona del “cuello” por donde surgen los brotes y las hojas, por esta razón debe plantarse con la mitad superior del bulbo fuera de la tierra. El sustrato debe ser de muy buena calidad, rico en nutrientes y bien drenado para evitar cualquier estancamiento; es conveniente plantarlo en primavera, colocando la maceta en un lugar cálido y comenzar a regarlo con precaución. Cuando el tallo tenga entre 5 y  10 cm de altura podemos regarlo algo más y debemos empezar a suministrarle fertilizante para plantas de flor en las  dosis aconsejadas ya que esta planta es una gran consumidora de nutrientes. Puede ser aconsejable añadir al sustrato algún fertilizante orgánico de liberación lenta. Cuando las flores se hayan marchitado hay que seguir regando y fertilizando si queremos que el bulbo se vaya haciendo más grueso, eso es lo que garantizará la floración de los años sucesivos y que nuestra planta de cada año no sólo uno sino incluso hasta tres tallos floridos. Las flores por cierto pesan bastante y a veces en el interior o en zonas del exterior expuestas al viento, los tallos se rompen, por eso es conveniente colocarles algún soporte con cuidado de no dañar ni el bulbo ni las raíces carnosas de la planta, la mejor opción es colocarlos en el momento de plantar el bulbo. La exposición al sol o media sombra. Quien pueda plantarlo  en el exterior, por ejemplo en las Canarias y en algunas zonas del Mediterráneo deben en cualquier caso colocar una capa de  drenaje bajo el bulbo para asegurarse que resista durante años sin problemas.
La floración suele ocurrir en invierno o principios de primavera .Una vez que la floración se acaba el interés de la planta baja mucho así que podemos colocarla en el exterior resguardado o en un segundo plano, pero sin dejar de cuidarla hasta que las hojas acintadas empiecen a secarse lo que ocurre generalmente en verano, entrando en periodo de latencia, momento en que debemos de dejar de regar y de fertilizar, sin hojas los bulbos plantados en su maceta pueden colocarse hasta en un sitio oscuro pero siempre fresco. El periodo de latencia dura unas diez semanas y el ciclo se reinicia en otoño, entonces los pasamos sin sacarlos de la maceta a un lugar más cálido, retiramos la tierra superficial alrededor del bulbo y la cambiamos por otra nueva sin desenterrarlo. No conviene trasplantarlo ya que compromete la floración, pero si la maceta se le queda muy pequeñas o cada tres años podemos hacer un trasplante procurando conservar todas las raíces sanas  que podamos . También es conveniente cortar el tallo floral por la parte de arriba una vez que las flores estén marchitas par evitar que formen semillas, pero el resto del tallo debe permanecer para que el bulbo reabsorba los nutrientes que contiene.
Actualmente apenas se cultivan las especies originales de esta planta y en cambio encontramos una grandísima cantidad de híbridos en el mercado, con flores simples o dobles, de varios colores o con colores puros, gigantescas o de tamaño mini, y la paleta y combinación de colores no cesa de crecer hasta el punto de que ya se han conseguido ejemplares de color amarillo, hasta ahora sólo el azul se les resiste. Los de las fotos pertenecen a la variedad clásica y popular  llamada “Minerva”.
A veces encontramos bulbos forzados en algunas floristerías y cultivadas en recipientes de cristal con agua como en el caso de los jacintos, son una decoración muy bella pero es altamente improbable que consigamos una floración de esos ejemplares en el año siguiente.
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