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jueves, 12 de noviembre de 2009

La Jara blanca o Cistus albidus

Es un pequeño arbusto de hasta un metro de altura, bastante común en toda la zona mediterránea de España y del resto de Europa, sobre terrenos calizos preferentemente, en Asturias yo diría que es muy rara y sólo se encuentra donde las condiciones climáticas y del terreno le son favorables. Hace unos años recolecté algunas cápsulas con semillas en el Jardín Botánico Atlántico y las sembré. Al cabo de dos años  empezaron a florecer, con estas flores malvas pentapétalas de aspecto delicado como de papel de muselina y en el centro destacando, sus estambres dorados.  P6010003

El nombre común de Jara blanca y el latino de C. albidus  nos inducen a confusión ya que nos hace pensar en un arbusto de flores blancas, pero sucede que los nombres hacen  referencia a las hojas y no  a las flores. En efecto las hojas están recubiertas como de un tomento blanquecino que se acentúa en climas cálidos y posición soleada, además están cubiertas de una sustancia pegajosa, el ládano, una resina que antiguamente se usaba por sus propiedades medicinales.

Las jaras son arbustos muy resistentes a la sequía como buenas especies autóctonas del Mediterráneo, y deberían ser más utilizadas en nuestros jardines ya que se adaptan perfectamente a nuestras condiciones estivales y  piden muy pocos cuidados a cambio de sus bonitas flores de las que las hay de varios colores del blanco puro o con manchas marrones al rosa y el malva; y florecen durante una larga temporada durante el verano.

En el norte donde el clima es lluvioso es esencial asegurarnos de que el terreno drene perfectamente y no se encharque, ya que la pudrición de las raíces es el mayor enemigo, y por supuesto necesitan mucho sol. En plena tierra estas condiciones las podemos propiciar cultivándolas sobre montículos o en terrenos inclinados donde el agua escurra fácilmente. En jardineras debemos mezclar el sustrato con piedrecitas, mejor si son calizas y procurar que los agujeros de desagüe no se obstruyan.

A mi me gustan mucho estas pequeñas joyas de nuestra naturaleza y creo que son perfectas para colocarlas en jardineras sobre los alfeizares de las ventanas más soleadas de la casa.