sábado, 26 de marzo de 2011

Loropetalum chinensis

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El Loropetalum es un  arbusto aún poco conocido por ser de reciente aparición en los viveros, pero de la misma familia que los Hamamelis con los que comparte un indudable parecido de sus flores en forma de flósculos pero de color rosa en vez de amarillas. Su forma de cultivo también es  parecida a la de las distintas variedades de Hamamelis  y como ellos, tienen la necesidad de crecer en suelos de composición ácida. Florece en invierno y primavera pero lo más llamativo de este arbusto es el colorido de sus hojas  que no son caducas si no que permanecen en el arbusto todo el año, como se puede ver tienen una bonita coloración púrpura más brillante en la nueva vegetación que se hace más oscura con el tiempo. En esta variedad de Loropetalum, llamada “Fire Dance” el color permanece todo el año, pero hay otras en que las hojas son completamente verdes o se vuelven verdes en verano y las flores suelen ser blancas.




 Otra característica los diferencia de sus parientes los Hamamellis, su escasa resistencia al frío, se aconseja protejerlo de las heladas y no exponerlo a menos de 5º centígrados, cultivados en maceta siempre se pueden poner en un lugar protegido del jardín durante el invierno o bien colocar en una habitación muy bien iluminada pero que debe permanecer fría sin ningún tipo de calefacción. Al ser de hoja perenne y floración invernal habrá que seguir regando cuando lo necesite. En las costas mediterránea y cantábrica, se puede tener al aire libre en invierno sin problemas salvo en situaciones anormalmente duras, climatológicamente hablando. Las flores de color fucsia son ligeramente perfumadas, aparecen desde febrero a marzo. La mejor exposición es a media sombra, en un suelo ácido, humífero, que sea fresco y mantenga cierto grado de humedad. No necesita  poda pero se pueden suprimir las ramas que desequilibren la forma del arbusto, o para mantenerlo en el tamaño deseado, lo que se hará inmediatamente después de la floración. Su tendencia natural es la de formar un arbusto bajo redondeado, pero con los años puede alcanzar los dos metros si se le permite crecer sin intervenciones. No tiene ninguna enfermedad conocida ni es atacado por insectos en nuestras latitudes , lo que sin duda es una ventaja.
Al ser planta acidófila le va bien la compañía de otras plantas con las mismas características, como azaleas, rododendros, brezos, camelias etc. Aquí lo vemos junto a un Rhododendron kaempferi a punto de florecer, situados junto al estanque lo que ayuda a mantener el frescor ambiental que necesitan en una terraza con fuerte insolación como es el caso de la mía. El genero Loropetalum procede del Extremo Oriente, concretamente de los bosques del Himalaya, de China y de Japón.

domingo, 20 de marzo de 2011

Freesia, Fresia

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Las Fresias , Freesia hybrida, son plantas tuberosas procedentes de Sudáfrica, de la familia de las iridáceas, y por su gran variedad, combinación de colores, sencillez de cultivo e intenso perfume, deberían ser más populares de lo que son. Según la época de la plantación podemos tener fresias floreciendo a finales del invierno y durante la primavera, según las plantemos más o menos avanzado el otoño, o bien tener fresias en flor en verano si las plantamos en primavera. Lo aconsejable es plantar los bulbos en otoño en clima templado y en primavera en zonas con clima continental con fuertes heladas. De hecho en los manuales de jardinería se tiene a estas bulbosas como delicadas y poco rústicas pero mi experiencia es otra, las he dejado varios inviernos sucesivos sin sacar los bulbos de las jardineras, aguantando temperaturas alrededor de los cero grados y siempre han florecido con profusión ya desde finales de febrero.Ni la nieve, no frecuente en esta parte de la costa asturiana, ni el granizo mucho más usual consiguen acabar con ellas y lo cierto es que en el Cantábrico parecen florecer mejor en primavera que en verano.  No sólo eso, se han naturalizado y cada vez hay más, de tal manera que ya es difícil encontrar alguna maceta que no tenga su planta de Fresia.
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Los cormos (semejantes a bulbos) de las Freesias  se entierran a unos 5 centímetros de profundidad y distancia, se pondrán varias en una maceta en función del tamaño de esta, ya que esta planta hace mejor efecto en grupo. Tras la floración se aconseja disminuir progresivamente los riegos hasta que las hojas se sequen, pero yo no lo hago ya que comparten recipiente con otras plantas y arbustos, de todas maneras en verano las hojas se volverán amarillas y se secaran, entonces se pueden extraer los bulbos o bien simplemente quitar la vegetación seca en espera de que vuelvan a reaparecer en invierno. Esto es lo que sucede en mi zona climática pero quien viva en lugares más fríos es mejor que las replante en primavera par tener floraciones en verano. Las fresias florecen bien al sol y también con cierta sombra pero necesitan agua durante su periodo de vegetación ya que no aguantan la sequía.
Son buenas flores para cortar que duran mucho tiempo en los jarrones y la mayoría de las variedades tienen un fresco aroma muy agradable, la variedad llamada “Oberon” roja y amarilla que encabeza esta entrada, tiene una fragancia dulce y penetrante, que se nota a distancia, pero por su frescura no marea ni se hace empalagosa, creo que es el perfume de flor que más me gusta. También hay que aclarar que algunos híbridos de Freesias apenas tienen perfume, así que si las queremos por esa característica debemos asegurarnos antes. Sus tallos crecen entre los 10 y 30 cm, y los colores de las flores, sencillas o dobles, va desde el blanco al azul, amarillo, rojo o rosa pálido, bronce o lila además de varias combinaciones de colores

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domingo, 6 de marzo de 2011

Mirto, Arrayán, Myrtus communis

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Este bello arbolito mediterráneo representa la pureza en el antiguo lenguaje de las flores, por eso era común su utilización en los ramos de las novias del sur de Europa. Los antiguos griegos lo usaban para coronar a los deportistas que vencían en los juegos,  creían que el árbol era la representación de una  muchacha llamada Myrsine asesinada por un joven al que había vencido en los juegos gimnásticos (violencia machista diríamos hoy) y a la que Palas convirtió en vegetal. Sus frutos son comestibles y medicinales, de ellos se obtenía una especie de vino y de sus hojas y flores se destilaba un agua de la belleza que recibía el nombre de Agua Angélica.
Todavía es especie relativamente frecuente en los bosques de la Cuenca del Mediterráneo donde se propaga gracias a los pájaros que comen sus bayas ovoides, normalmente de color azul negruzco pero a veces blancas en la variedad leucocarpa . El nombre de Arrayán, es de origen árabe y significa “aromático” haciendo alusión al aceite aromático de sus hojas y frutos, el mirtol. En Sudamérica se llama Arrayán a varios árboles que son sus parientes en el Nuevo Mundo y que pertenecen al género Luma, todos son de la familia del Mirto, las Myrtaceae y se le parecen bastante.
Este arbolito es muy adecuado para cultivar en balcón y terraza y es una pena que no se haga con más frecuencia ya que es realmente bonito, además en los días de calor podemos percibir  su aroma a distancia. Conserva sus hojas opuestas y coriáceas durante todo el año y florece de finales de primavera al verano con muchas flores perfumadas de cinco pétalos blancos con un mechón de estambres en el centro, que van seguidas por las bayas que maduran en otoño. Duran unos tres meses más o menos si los pájaros (o nosotros) no las comen antes. La madera es color rojizo, muy dura y se usa para tallas al torno.
Para cultivarla fuera de la plena tierra será necesario un recipiente de unos 50/60 cm de diámetro, para que se pueda desarrollar bien, pero como se puede podar e incluso darle forma como si se tratase de un seto, se puede mantener en el tamaño que deseemos. Esta operación la debemos llevar a cabo a finales del invierno u, ocasionalmente, tras la floración.  Plantado en un jardín y si no lo podamos podría alcanzar los 4 metros de altura.  La mejor exposición es al sol o en climas muy cálidos, a media sombra. Al tratarse de un árbol mediterráneo, no resistirá los fríos extremos ni las fuertes heladas sin una adecuada protección en invierno; en maceta podemos retirarlo a una galería bien iluminada y fresca, sin calefacción. En la Península Ibérica, puede vivir sin problemas en todas las zonas costeras y por supuesto en las Islas Baleares, Canarias, Azores y Madeira. En la zona interior continental , necesitará el resguardo de un muro que lo proteja de los vientos fríos y  protección  adicional donde la temperatura baje de los cero grados y haya heladas. Donde yo lo tengo, zona costera de Asturias, no ha necesitado ninguna especial más allá de estar situado contra una pared orientada al oeste.
El mejor sustrato para plantarlos es una mezcla de tierra de jardín arenosa y tierra de hojas (mantillo), pero lo que es absolutamente esencial es que tenga un buen drenaje y que controlemos  la cantidad de agua que recibe, por ejemplo en primavera y otoño no necesita mucha agua, si no llueve  habrá que regarlo cada 5 o 6 días como mucho, en cambio en el verano lo regaremos cada 3 o 4 días, calculando que necesitarán más agua los ejemplares más grandes y menos los más pequeños. En los riegos primaverales podemos disolver algún fertilizante mineral completo que aplicaremos una vez al mes. En otoño añadiremos a la maceta un puñado de fertilizante orgánico en polvo. En cuanto a plagas, hay que vigilar el follaje en busca de cochinillas y actuar rápidamente si las detectamos.
Para reproducirlo, el acodo o el esqueje semileñoso en abril son las mejores opciones.
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